sábado, 6 de abril de 2013

La Chica que Saltaba a Través del Tiempo

Tras un mes en el cual he estado investigando diversas películas de animación japonesa (La Princesa Mononoke, Perfect Blue, Paprika, Summer Wars entre otras), no me sentiría completo si en este blog no comentase ninguna película de este género. He elegido la que más me ha impresionado, tanto por su calidad, como por el argumento, la opera prima de Mamoru Hosoda (aunque antes había colaborado en la creación de la primera película de Digimon) La Chica que Saltaba a Través del Tiempo. Gracias a esta película y a las otras dos que ha creado hasta el momento, se ha dicho que iba a ser el director de animación más influyente de los próximos años junto a Satoshi Kon (que tragicamente, falleció hace pocos años). Incluso se ha dicho que Mamoru, sería el nuevo Miyazaki, es decir, el director más importante te este tipo de películas (El viaje de Chihiro, Mi Vecino Totoro o El Castillo Ambulante)

Hosoda nos presenta a Makoto, una adolescente torpe e indecisa que pasa su último año de instituto junto a sus amigos, Chiaki Mamiya y Kousuke Tsuda, sobre todo jugando al baseball.. Cierto día, Makoto adquiere el poder de viajar en el tiempo, lo que le sirve, en primer lugar, para salvar su vida ese mismo día, ya que estuvo a punto de ser arrollada por un tranvía. A partir de ese momento, decide usarlo en su propio beneficio, a pesar de las advertencias de su tía Kazuko, la cual tuvo ese mismo poder durante su juventud. Nuestra protagonista no tarda en darse cuenta de que sus viajes en el tiempo producen problemas para otras personas.

A partir de ese momento, comienza la odisea espacio-temporal de nuestra protagonista, con el objetivo de contentar a todos sin que ella salga perjudicada (eludiendo problemas como la declaración de amor de su amigo Chiaki). Pero cada vez que intenta arreglar algo, ocurre un problema mucho mayor. Si intenta salvar a un joven del bullying de sus compañeros, otra compañera acaba en el hospital debido a un golpe con un extintor. Si intenta que una compañera suya conquiste al hombre de su vida, consigue que este acabe sin hablarle. Hasta que en el último viaje en el tiempo que le es permitido, en su intento por mejorarlo todo, consigue que su amigo Kousuke y su enamorada, acaben siendo arrollados por el mismo tranvía que iba a acabar con su vida. Mostrándonos que el poder de viajar en el tiempo, no debe tomarse como un simple juego, ya que todo tiene consecuencias.

Entonces, la película da un giro totalmente inesperado. Se nos muestra que Chiaki, el amigo de Makoto, no solo tiene también el poder de viajar en el tiempo (gracias a eso salva a Kousuke), sino que además, proviene de un futuro postapocalíptico. El joven estudiante solo vino al siglo XXI para poder ver una pintura que solo está presente en esta época, y, ahora no puede volver a casa debido a que gasto su último viaje en el tiempo para salvar a su amigo. Además de eso, ahora deberá desaparecer del mundo por contarle la verdad a Makoto, algo prohibido por las leyes del futuro.

Tras esa valerosa acción de Chiaki, en la cual se sacrifica por sus amigos, Makoto cae enamorada por él, pero ya es tarde... O no lo suficiente. La estudiante se da cuenta que debido al último viaje de su amigo, ella aún tiene una oportunidad de retroceder en el tiempo y hacer que todo vaya bien, haciendo que su amigo pueda volver al futuro y salvando la vida a Kousuke, algo que finalmente consigue, dejándonos una preciosa escena final, en la que pese a que a que Chiaki ha de volver al futuro, se va con el amor correspondido de Makoto.


La Chica que Viajaba a Través del Tiempo, como otras películas de viajes en el tiempo (se me viene a la cabeza ahora mismo El Efecto Mariposa), nos muestra que cada acción que cometemos crea una consecuencia. Es algo que vemos a lo largo de la evolución de esta obra. Lo que comienza como una comedia, acaba convertido en su segunda parte en un drama. Sumerge al espectador en el dilema moral de la necesidad de viajar en el tiempo de la protagonista, exponiendo los diferentes pros (como podría ser evadir ciertos problemas) y las contras (lo que le pasa a la gente ajena a su persona, jugando con su destino e incluso con sus sentimientos). Se podría resumir todo esto con la famosa frase de Tío Ben en Spiderman: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".

Cinematográficamente, esta película tiene ese algo inmaterial, que no se puede expresar, que distingue a las buenas películas de las grandes obras. No es cosa de guión o de efectos especiales, ya que es algo que la siguiente obra de Hosoda prácticamente iguala (en el caso de guión) y supera (en los efectos especiales). Seguramente tenga que ver con contar algo nuevo, que seguramente no haya contado de la misma manera, las ganas de innovar que hay en esta obra y las ganas de comerse el mundo que muestra Hosoda con cada escena. Todo esto, hace que aunque no seas un gran aficionado de las películas de animación que proceden del país del sol naciente (hace un mes, yo tampoco lo era), esta obra sea más que recomendable, incluso ha recibido el premio a mejor película de animación de su año.


Jose.



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